Dice Holden Caulfield sobre los libros:

“Los que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras”.

Esta página nace porque hay artistas cuyos mundos cambian el tuyo. Porque una vez que los conoces ya no puedes prescindir de ellos. Porque los consideras amigos tuyos aunque jamás llegues a tratarlos en persona. Porque nunca hablarás con ellos pero ellos se comunican constantemente contigo. Porque ya forman parte de ti.

domingo, 30 de diciembre de 2007

ME HE PERDIDO




Las canciones que cuentan historias son doblemente enriquecedoras. Si además en esas historias se intuye algún referente real, los iniciados las disfrutan aún más.

Me aburre la música de Christina Rosenvinge, pero me intriga su figura. No puedo dejar de admirar a una tía capaz de seducir o cuanto menos despertar el interés de dos tipos que a su vez despiertan el mío como son Ray Loriga y Nacho Vegas.

De Verano Fatal me esperaba más. De siete canciones me quedo con tres. Pero hay una que vale por las siete. Nacho Vegas en estado puro e inspirado. Un cortejo en toda regla, la crónica de una seducción paso a paso. Nacho (o su personaje) intentando ligarse a Christina (o su personaje). Chico perdedor entrándole a chica dura: poema o canción asegurada.

Pero además, es la crónica de un tiempo y una generación: la nuestra, la de los treintañeros/ cuarentones en la primera década del siglo XXI (Nacho tiene 33, Christina anda por los 43) .

Quien más, quien menos, arrastra heridas, desamores, desencantos (y pobre del que no).
A algunos nos cuesta encontrar nuestro sitio (aún). Somos animales heridos, entre escombros. Endurecidos por fuera porque no queda más remedio: “lo natural es odiarse”, decimos hasta con convicción. Tremendamente solos, intentando no perder la fe. Con cuarenta y tres candados (uno por año), o mil, pero tal vez de plástico: se derriten a la primera mirada intensa. Por eso mejor no acercarse demasiado: “me lo tengo prohibido”.

Chicos perdidos y mujeres incomprensibles, que queremos una cosa y a la vez la contraria. No sabemos qué es lo correcto. Intuimos que seguramente no haya una única manera, ni siquiera una correcta. Y mientras, seguimos entonando dulces gritos y practicando el más viejo de los ritos para acabar, una vez más, perdidos.


ME HE PERDIDO

Lo intenté por tercera vez
me enfundé en mi traje beige
miré hacia el suelo y me santigüé
te encontré entre los escombros.

Y aún quedaba un muro en pie
te vi apoyada en él y creo que
lo hacías para no perder la fe
el Cristo en la pared se encogió de hombros.

Y tú con tu voz, esa voz
y tu pálida piel
con el brillo en tu pelo del trigo
con ese otro brillo que imagino tras tu abrigo.

Pasaste estos últimos inviernos
al calor de un infierno construido en el amor
para acabar en demolición
me dices “ahora ya estás advertido,
no te fíes de un animal herido”
y ¿qué te iba diciendo yo...?
Me he perdido.
Lo intenté siete veces más
quería ver lo que hay detrás
de tu imperturbabilidad
y abrir tu puerta de cuarenta y tres candados.

Te adiviné en tu balcón
silbando una larguísima canción
pensando “¿es esto lo correcto o no?”
así que hice ¡chas! y aparecí a tu lado.

“Lo sabes, ahora ya estás advertido,
no te fíes de un animal herido”.
Y “ ¡Oh! Descuida”, le mentí, “soy un experto cazador”.
“Lo has visto, es mi mundo derruido
lo que hoy es puro mañana está podrido”.
Y ¿qué te iba diciendo yo...?
Me he perdido.

Mátame si ya no te soy de utilidad
mátame tras leer el mensaje
pero ahora me desnudaré sin quitarme el traje.

Lo he visto, es tu mundo al derrumbarse
que “lo natural es odiarse” me dijiste,
he de reconocer, con cierta convicción.

Y entonces entonaste dulces gritos
comenzó el más viejo de los ritos
¿fuiste tu, fui yo o sencillamente fue algo superior?

Y añadiste: “Si lo hacemos, tonto mío,
pues hagámoslo como es debido”.
Y ¿cómo es eso?” , pregunté
y tú me dijiste: “Justamente así no”,
y paraste: “Me lo tengo prohibido”.
Yo protesté empapado y más que aturdido
y ahora sí que sí que yo...
me he perdido.

Que ahora sí que sí que sí que sé
que me he perdido
porque sólo es pensar en ti
y acabar perdido
porque sólo con pensar en ti
me pongo perdido.

jueves, 6 de diciembre de 2007

PABLO MORO

Uno de mis más recientes descubrimientos musicales es
Pablo Moro, vinculado además a algunos buenos amigos
de los blogs y a algunos de los artistas que más admiro.

Fue Adrián (eternamente, gracias) quien me habló por
primera vez de él al saber que me gustaban Quique González
y Carlos Chaouen y me envió dos de sus canciones.
Las escuché en la madrugada de un sábado desangelado
y otoñal, sola en casa, a través de los altavoces del ordenador.
De fondo, mientras escribía. Antes de llegar al estribillo
ya había dejado de teclear, concentrada en la letra y en la melodía.

El último vals

Yo también llevo a Scorsese en mi biografía. Algunas de
sus películas me han marcado (impagables Michelle Pfeiffer
y Daniel Day Lewis en La edad de la inocencia...)
y otras han enmarcado algunas historias de amor/desamor
(Uno de los nuestros, Infiltrados).

Y cuando suena aquella vieja melodía
Pienso que fuimos héroes por un día
Apostando siempre con las de perder...

¿Quién no arrastra el recuerdo de unos cuantos amores
alimentados de tardes de pelis alquiladas en el video-club,
cuando no existía el DVD ni el emule,
aprovechando que los padres no estaban en casa, o en casa
de amigos que compartían piso de estudiantes, o en el nidito
de amor recién estrenado?

Hoy en el video club
alquilando una de Scorsese
no sé si eras tú
o el recuerdo que guardo de ti
y que no te mereces.

Esa última frase me acabó de enganchar sin remedio. Y me sentí
menos sola en el club de los idiotas que seguimos idealizando a quien
no se lo merece, echando de menos los buenos momentos en vez
de recordar los malos.


Lo que dura un fin de semana

Con los primeros acordes de esta canción ya estaba llorando,
y no lo dejé hasta el final. Lo que dura un fin de semana es otra
de esas historias en toda regla condensada en cuatro minutos,
con toda la belleza y la tristeza de las historias que realmente
merecen ser contadas, aunque sólo duren (o precisamente por eso)
un fin de semana. A medida que escuchaba la historia,
la vivía y revivía también mis propias historias, tan parecidas.
A lo mejor es cierto que todas las historias de amor se parecen,
incluso puede que sean la misma.

Música, sexo y literatura. ¿Existe mezcla más letal para el sentimiento?

Entre versos de Allen Ginsberg
ensuciando nuestra almohada
renunciamos a ser tristes
prometiéndonos mañana.
Y la eternidad duró
lo que dura un fin de semana.

Llenamos nuestras bocas
con millones de deseos
y drogamos nuestros cuerpos
con poemas de William Blake.
Aquel era el principio
Del camino del exceso
Y aprendimos la respuesta
Al enigma del querer...

(...)

Y entre calles solitarias
Recuerdo aquel par de días
Maldiciendo cada lunes
Con toda su realidad.
Qué puta es la vida a veces,
Y otras qué de verdad...


Tras escuchar las canciones me interesé más por Pablo Moro.
Y otro enlace de los amigos de Fuego en el Tintero
(Gracias, Agustín, por incluirlo en el blog )
me llevó hasta su blog personal, Blogatelas.
Y éste a su página web, donde ví que actuaba en Madrid
a mediados de noviembre.

Esa misma semana (finales de octubre) me recorrí Madrid en
busca del CD recién sacado de Pablo, Smoking Point.
Lo encontré en la FNAC (la de Callao); hacía nada lo había
presentado en la sucursal de Leganés. Y también encontré un
CD anterior, de 2005, Emepetreses.

En el camino de vuelta en el autobús no resistí la tentación de
romper el envoltorio y echarle un vistazo a las letras,
las dedicatorias y demás (una de mis muchas manías:
me encanta leer las dedicatorias de los libretos de los discos).
Casi me paso de parada.
En cada canción – aún sin conocer la música – una historia
y unos cuantos versos a los que quedarse enganchada.

Desde entonces no he dejado de escuchar sus canciones.
Y hasta tuve la ocasión de asistir a un concierto acústico que
para mí fue muy especial y que recordaré siempre.

Si queréis conocer más pinchad aquí:

http://www.pablomoro.com/

sábado, 17 de noviembre de 2007

DESDE QUE NO NOS VEMOS (Cronología sentimental con banda sonora)



(La primera parte de este post se encuentra en mi otro blog: http://areaddescanso.blogspot.com/2007/11/desde-que-no-nos-vemos-homenaje-enrique.html )



Aunque nunca llegues a saberlo, Los Secretos forman parte de mí. Sus canciones son la banda sonora de mi vida, desde el 88, cuando un compañero me grabó el LP de Ojos de Perdida en una cinta que todavía me acompaña, que marcó el final de curso de mi 1º de BUP, con Déjame sonando en Jácara, y me consoló en Irlanda, por qué me dices que va a ser distinto/ si todo vuelve a ser lo mismo/qué tengo que ser para ser algo/para quererte sólo valgo y fue la música de mis mañanas de piscina ese verano. Vete ya de mi vida, déjame en paz. Necesitas verme triste para alegrarte, necesitas que tu orgullo salga adelante. No quiero que me debas nada ni deberte nada a ti, no quiero que sufras ni llores por mi. Me miraste a los ojos y no supe qué decir. Azul de ojos, labios de cristal, qué mal me quedo cuando te vas. Aunque tú no te des cuenta te has acostumbrado a vivir y a disfrutar como un niño mimado. Fuertes emociones se han grabado en ti. Se fue como llegó, tal vez sea así el amor. Deja de pensar en lo peor, no pierdas el tiempo igual que yo. Sobre un vidrio mojado escribí su nombre, sin darme cuenta...

Y en otra cinta, mal grabada, un puñado de buenas historias. No sé si se acuerda esa buena chica de lo que ella me dijo: Te sentirás mejor. No me falles, no digas que no, aunque todo sucedió al revés y siempre hay un precio dime que Continuará. Quiero beber hasta perder el control, y correr sin dirección desde la estación hasta el primer cruce, por el túnel, hasta cerrar los bares... Yo siempre fui mi peor enemigo.

En el 89, 2º de BUP, La calle del olvido, una excursión a Segovia escuchándolo a medias con mi mejor amiga en el autocar del colegio: No seré yo, Qué solo estás, Nuevo color, Soy como dos, y un amor platónico de 3º que nunca se fijó en mí, mientras a mí me perseguía otro en el nunca me fijé, yo que siempre me he dolido/ de recordar lo que fue/ y lo que pudo haber sido, Culpable, Todo ha sido un juego, y ese No es amor que parecía escrito sólo para mí, has visto demasiadas películas rosadas y te lo has llegado a creer(...) Tu príncipe soñado ya viene retrasado y mi oferta sigue en pie, ya sé que no es amor, pero está bien (...) No esperes ahí sentada o soñando con la almohada, todo te salió al revés/ ya sé que no es amor, pero está bien....

Y en el 92, ese Ojos de gata que me enamoró mucho antes de que conociera esa otra versión canalla de Sabina que tanto sonaba en fiestas, con una de las frases finales más rotundas que yo he escuchado en una canción, tan de Enrique: pero cómo explicar, que me vuelvo vulgar, al bajarme de cada escenario, sintiéndome turista en mi país, extraña en mi ciudad, naúfraga en mi barrio. Saboreando la venganza de la indiferencia a ritmo de ranchera con Ya me olvidé de ti: Ayer que te encontré por Dios lo juro, que a tu lado pasé indiferente, yo que tanto temí por este encuentro, hoy te juro por Dios que nada siento. Y bailando con la única canción de Los Secretos que levanta el ánimo: Adiós tristeza.

En el verano del 93, Cambio de planes y un concierto en el parque de San Isidro a finales de julio, donde me enamoré de un pijo moreno engominado y con un polo blanco que se emocionaba con todas las canciones, y mañanas de piscina esperando cartas de un novio que nunca supo que lo era, haciendo juegos de palabras con mi mejor amiga al ritmo de todas esas canciones que hicimos nuestras, Déjame soñar después del huracán, para dibujarte. Colgado sigo esperando en mi rincón y aunque he perdido el tiempo con mi amiga mala suerte, me alegro de verte. No me digas que estás muerto, que por verte sonreír hago un cambio de planes.

En el 94, annus horribilis, de indiferencias y despedidas, habitante única de un mundo hostil, Enrique Urquijo y Los Problemas me hablaron de su Mundo raro, en una versión (que se quite Chavela, que yo me quedo con Enrique) que es para mí la mejor porque así fue como la escuché por primera vez , y si quieren saber de mi pasado es preciso decir otra mentira, les diré que llegué de un mundo raro, que no sé del dolor, que triunfé en el amor y que nunca he llorado. Con 20 añitos y ya tan tonta, tan sufridora, tan viviendo en las canciones en vez de en la vida. Esa Semana Santa mientras otro amor no correspondido no hacía más que ignorarme en un bar de un pueblo de la sierra, Enrique Urquijo cantaba en la tele: después del tiempo que he perdido en aventuras sin sentido, me siento solo y a la vez perdido sólo porque me has sonreído y pido volver a ser un niño, volver a ser un niño. Ese año sentí que éramos Corazones de cartón: nada me importa saber si hicimos mal por apostarnos la vida a un solo as (...) de qué sirve la razón si el camino es tentador y ya en verano otra vez la más absoluta de las indiferencias: cuántos recuerdos guardas tú de mí para tratarme ahora así, cuántas razones tengo que inventar para poderme perdonar...

En el 95 salió Dos caras distintas. Es quizá el disco que menos interioricé, el menos escuchado. Aún así, como siempre, contiene un puñado de buenas canciones, y aún mejores letras. Desde el Pero a tu lado, una de amor y esperanza tan rara en ellos, he roto todos mis poemas/ los de tristezas y de penas/ lo he pensado y hoy sin dudar/ vuelvo a tu lado/ Ayúdame y te habré ayudado /que hoy he soñado /en otra vida en otro mundo/ pero a tu lado. Ya no persigo sueños rotos/ los he cosido con el hilo de tus ojos /y te he cantado al son de acordes aún no inventados. Al Reina de corazones, pasando por las tan de Los Secretos en su vertiente más triste y melancólica Por eso entiendo si te vas y Tarde gris. Y otra de esas historias líricas que no se pueden obviar, ni olvidar, de esas que a uno le gustaría vivir alguna vez. Arañándole al tiempo el minuto mejor /saltando a la calle tú y yo /ya sabes cómo hay que apurar /la última vida de un gato / la vida de un gato.

Y en el 98, en mi cumpleaños, mi mejor amiga me regaló la cinta negra, la del dibujito infantil de la isla, tan triste. A mí, Enrique y Los Problemas cada vez me emocionaban más, aunque a ella ya no le gustaban, ni siquiera me pidió que se la grabara. Aunque tú no lo sepas (una canción de Quique González con título de un poema de García Montero - esa es otra historia que algún día contaré, aunque ya se sepa - que Enrique hizo tan suya como todas las suyas) me duele a ella.

[Aunque entonces aún no sabía que dos años después ella decidiría dejar de ser mi amiga, sin que todavía sepa sus motivos. Y le escribí una carta, que nunca llegué a enviarle, en la que le decía: “De fondo suena Enrique Urquijo y me acuerdo de ti, la que nunca pones el remite en el sobre por no dejar tus huellas, ¿o soy yo? Ya no lo sé, pero amiga, la única, aunque tú no lo sepas me he inventado tu nombre, inventamos mareas, tripulábamos barcos, “Navego, navego” decíamos en cualquier baño de cualquier bar, ciegas de tequilas o de vodka con naranja. Después de ti no tuve amigas, aunque me empeñara en sustituirte por otras que tampoco me querían. Y ahora no contestas mis emails, botellas de náufrago con palabras lanzadas al pasado”]


Desde que no nos vemos es el legado personal de Enrique, con versiones propias de sus tan queridas rancheras, Amor se escribe con llanto, Ojalá que te vaya bonito y Amanecí otra vez; atreviéndose a ritmo de fado con María la portuguesa, de Carlos Cano; recordando el Sólo pienso en ti de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán acompañado al piano y a las voces de Jackson Browne, y haciendo suyo el tema de Antonio Vega Desordenada habitación, además de la revisión de Continuará y No digas que no. Y unas cuantas canciones íntimas que definen a Enrique y en las que Enrique se define. Además del Aunque tú no lo sepas, una de las canciones más de Enrique aunque no fuera suya – de la que hay varias versiones en directo junto a Quique, incluida la actuación en el programa de TVE “Séptimo de Caballería” - , los retratos de perdedor entrañable y melancólico destrozado por el amor, en diferentes versiones, que canta a la chica perdida de Desde que no nos vemos, No quiero que me veas esta noche y Demasiado tarde. Y la sinceramente brutal Tu tristeza, la crónica de una ruptura en toda su cotidianeidad y sencillez: Un arco iris de color, así entendías tú el amor(...) No quise ser tu dueño sólo vigilar tus sueños, ser el guardián de tu sonrisa pero tú tenías prisa (...) y no te supe hacer feliz, pero estas cosas son así; le pregunté por qué me dejas y ella me contestó: por tu tristeza. Puro Enrique Urquijo.

Esto no es exageración, ni literatura. Por eso, GRACIAS, Enrique, y descansa en paz, por fin”

Madrid. 17 de Noviembre de 1999/ 17 de noviembre de 2007.


Nota al pie

http://www.los-secretos.net

Discografía:
Los Secretos
Ojos de Perdida (1981)
Todo sigue igual (1992)
Algo más (1983)
El primer cruce (1986)
Continuará (1987)
Directo (1988)
La Calle del Olvido (1989)
Adiós Tristeza (1991)
Cambio de Planes (1993)
Dos caras Distintas (1995)
La Historia de Los Secretos (1996)
Grandes Éxitos I (1996)
Grandes éxitos II (1999)

Enrique Urquijo y Los Problemas

Enrique Urquijo y Los Problemas (1993)
Desde que no nos vemos (1998)

domingo, 4 de noviembre de 2007

EL TIEMPO DE LAS CEREZAS

En 2006 Enrique Bunbury (B) y Nacho Vegas (NV) grabaron un disco titulado El tiempo de las cerezas.
Una rareza. Una joya. Una delicia.


Mundos extraños de personajes extraños. Aves raras. Seres atormentados que caminan por el lado oscuro, asomándose al abismo. Por no saltar gritan sus penas en forma de canción: la verdad, está en la canción.

Y al final del día, sentir un leve dolor,
y esperar la secreta alegría,
de la paz que trae la canción.
Ver tu alma por dentro,
conocer acaso el horror,
no acostumbrarse a ello,
no sin la paz,
no sin la canción.
Y a pesar de todo,
aunque me paralice,
y me invada el dolor,
o mil veces resbale en los mismos lodos,
sé que al final me alzaré
y la ocasión será para brindar
con los buenos amigos.
Por mi juez, mi rey, la canción.

(Por la paz y por la canción. NV)

Ahora que el tiempo ha pasado
Y he dejado de lado la competición
Que veo más claro
Que escucho mejor(...)
Puedo decirlo más alto
Pero no más claro
todo lo que en este mundo he amado
es una canción, un teatro y a ti.

(Ahora. Bunbury)


Acordes desnudos, voces oscuras en días extraños, que entre la pena o la nada eligen siempre el dolor.

Sé que tiempos mas duros aún están por venir
que algunos días de mayo son más lluviosos que los de abril.
Me clavaste ambos ojos y aún recuerdo tu voz.
'La vida es parte buscar placery parte hallar dolor'(...)
Y te vi llorar.

Un río a cada lado de tu rostro sin desmaquillar
como la propia Kati Jurado
con las nubes negras detrás
como el negro escuchando a Van Zandt cantar
'Waiting around to die'
Como Juana de Arco al arder
como el santo a punto de perder la fe.
Y te vi llorar.
Y entre el dolor y la nada elegí el dolor

(La pena o la nada. NV)


Cazadores de presas imposibles,

Completamente solo, bajo un sol abrasador,
grité al perderlo todo y no reconocí mi propia voz.
Vivía igual que un cazador,en soledad,
sin fe ni amor, mi presa siempre estaba en otro lado.
A hierro yo viví y maté
y a hierro sé que moriré,
el cielo nunca se ha equivocado. (...)
Y vi a mi amor y estaba herido,
no me quise detener allí.
Soy cazador, y no persigo más
que lo que huye de mí.

( El cazador. NV)


Persiguiendo el rumbo de los sueños, entre secretos y mentiras, esclavos de sus propias cadenas, con versos que se clavan en la mente del que los escucha.


Jamás te recuerdo
porque nunca te olvido


( ¿Hay mejor manera de empezar una canción?)


tu cuerpo fue la guarida
favorita de mi cuerpo

Hay una estela de ausencia
de coincidencia literaria
de locas armonías
de piel azteca (...)

Y ahora tengo las arterias,llenas de etcéteras,

y un corazón espartano,y unas manos,
que creen en los milagros.
Al límite de un temblor,
de conspiración divina,
el rumbo de tus sueños,
coincide con mis pesadillas.

(¿Y más redonda de terminarla?)

(El rumbo de tus sueños. Bunbury)



Personajes de serie negra, con una puta desagradecida a la que desamar, gritando bravo a mujeres fatales cuyo oficio es destrozar corazones. Callejones sin salida, porno a domicilio, chicas de látex (Es mentira que el deseo/ siempre es verdad). Atmósferas opresivas de las que es imposible escapar.


Sigue recto, hay un desvío.
Tómalo hasta el final.
Si hemos hecho algo mal, amor,verás una señal.
Pero no iba a llegar y avanzamos igual,
como atraídos por el Sol
hacia su mismo centro.
Hay días en que valdría más
no salir de la cama.
En sólo un minuto vi mi vida cambiar.
Que sólo era un juego, te escuché
y volvimos a casa.
todo el camino aquella extraña canción.Pa ra bam bam bam
Nos fuimos mar adentro
hasta donde nadie alcanzaba a ver.
Con el agua al cuello
me volví, te miré y tu dijiste:
"Te podría matar y no se iba a enterar nadie.
Cuando me pregunten yo diré
que no llegaste nunca."

(Días extraños. NV)


Una historia de las que no se olvidan. ¿Quién no ha pensado alguna vez ‘qué hago yo aquí con este/a’? "Te podría matar y no se iba a enterar nadie. Cuando me pregunten yo diré que no llegaste nunca." Tremendo. Y todo el camino aquella extraña canción. Pa ra bam bam bam”. Imposible dejar de escucharla, que su eco no retumbe en la cabeza.

¿Y qué decir de un auténtico pacto con el diablo a cambio de una canción?...

Como fue no lo sé, pero todo cambio,
hacía meses que no escribía una canción.
'Tienes lo tuyo', rió justo antes de marchar,
'hay algo que a cambio tienes que entregar'.
Me dijo, 'lay, lay, esto es lo que hay,
traigo dos noticias para usted, señor.
La mala dice que su antigua alma ya no le pertenece más.
Puede que la otra la haya adivinado,
sé que ahí fuera ya le están buscando,
y la policía está al llegar, la policía está al llegar.
Fue un placer hacer tratos con usted, señor.'(...)

Doy una fiesta a la que asistirá
toda la gente a la que he amado,
pero llego y no veo a nadie,
llego y huele a azufre el aire,
y la policía está al llegar.

(Serie negra. NV)

Mundos propios, ciudades del norte donde siempre está a punto de empezar a llover, en la espina dorsal del universo, donde se espera en vano un tiempo de las cerezas que nunca llega.
Es momento de ir, yendose poco a poco
el tiempo de las cerezas
nunca llega a noviembre
no me apetece escribir, hay otras formas de huir
y estar loco por solo o solo por loco.
Ahora se que encontraras por ahi
a otros mejores...
no te preocupes por mí,
soy como los gatos y caigo de pie...
y no me duele cuando me hacen daño.

(El tiempo de las cerezas. Bunbury)


Poesía descarnada, que ya no se estila. Letras no sólo para escuchar: sobre todo para leer, para sentir, para ser vividas, prendidas y apre(h)endidas.

Queriéndote como ya no se estila,
sin una gota de decencia
me casaré contigo
todas las veces
siempre que sea estrictamente necesario,
porque eres en mi caso
lo que la fe suele ser
para los desesperados,
quizá superstición, quizás vocación
de suicida incandescente
sin una gota de cordura.Si pensara menos con la cabeza,
menos con el corazón y mas con la entrepierna
el triunfo del amor
en estos tiempos de pena y olvido
el vino y la miseria
devolvieron a mi casa
la flecha arrojada,
la palabra ya dicha,
la oportunidad despreciada,
la vida pasada que no volverá
y es un hecho.Te fecundaría con un simple pensamiento de amor,
para algo ha de servir este dolor que siento,
lo siento
esta pálida tristeza de deseo
de esclavitud y de cadenas,
no me importa saber quién soy, si es que soy alguien
o aprendiz de puta
o crucigrama sin resolver,
esta pasion de enredadera de cumbre o precipicio
de cilicio o mansedumbre.

Si pensara menos con el corazón...

(De esclavitud y de cadenas. Bunbury)


En todas y cada una de las canciones del disco (18 en total, más dos reprises: B canta su versión de Días extraños y NV la suya de El rumbo de tus sueños) hay al menos una idea, un verso o una frase de la que quedarse enganchado. Es uno de esos discos que resulta imposible escucharlos una única vez. Y en cada escucha, en cada relectura gusta más: se descubre algo nuevo, y luego se saborea, para acabar tarareándolo.

Precisamente hoy ha aparecido en el diario Público, a propósito del disco de NV y Christina Rosenvinge (Verano fatal que, adelanto, será oportunamente analizado en este blog, es interesante) una reseña en la que señala que los discos de este estilo hay que valorarlos por el grado de fusión alcanzado. Desde luego, en El tiempo de las cerezas NV y B lo han conseguido. Con creces. Todas las canciones son intercambiables, como bien demuestran los reprises.

Gracias a los dos, que nunca llegaréis a leer esto, por haberlo parido.

Afortunados nosotros, por descubrirlo y disfrutarlo.


Notas al pie.

http://www.bunburyvegas.com/

http://www.nachovegas.net/

http://www.enriquebunbury.com/

http://www.limbostarr.com/











lunes, 22 de octubre de 2007

JUNTOS, QUE NO REVUELTOS



Ray Loriga ha empezado a colaborar en EL PAÍS SEMANAL.

Escribe un reportaje sobre Héroes del Silencio.

Bunbury sacó un disco con Nacho Vegas en 2006.

Nacho Vegas y Christina Rosenvinge sacan disco conjunto hoy.
EPS hace una reseña, con la foto de Christina.

Christina Rosenvinge es la ex pareja de Ray Loriga.
Tienen dos hijos en común.

Ray y Christina se separaron a finales de 2006
y él tuvo un romance con Eugenia Silva, que finalizó
hace unos meses (después, ella ha tenido dos novios más.
Él no sé, pero me gustaría saberlo).

Eugenia Silva, que es modelo, sale en un reportaje de moda en EPS.

Todos en el mismo número de la revista. Juntos, pero (ya) no revueltos.

Atrapados en papel couché.



Notas al pie.

EL PAÍS SEMANAL. Nº 1.621. Domingo, 21 de octubre de 2007.
http://www.elpais.com/suple/eps/

Los Héroes rompen su silencio. Ray Loriga. Págs 34-38.
http://www.bunburyvegas.com

Verano fatal. Nacho Vegas y Christina Rosenvinge. Limbo Starr, 2007. (Ha salido a la venta hoy, 22 de octubre). http://www.limbostarr.com/nachovegas.html



domingo, 21 de octubre de 2007

RAY LORIGA



No me gusta juzgar sin conocer. Cuando Tokio ya no nos quiere cayó en mis manos, no había leído nada de Ray Loriga. Apenas conocía algunos datos de su figura pública: polémica con la película de Santa Teresa, pareja (ahora ex) de Christina Rosenvinge, especie de “escritor maldito” patrio con cierta fama en los noventa. No he visto ninguna de las películas en las que ha participado. Coincidí espacio-temporalmente con él en septiembre de 2006 en una presentación en la Casa de América de un libro de Guillermo Arriaga. Físicamente no me desagradó, casi diría que me gustó: su aire de chico malo me resultó enternecedor. Esa misma semana emitieron en La2 el programa Carta Blanca que presentó él. No me entusiasmó, me resultó un pelín pedante y aburrido, pero aún así me lo tragué. El tipo me seguía pareciendo sumamente atractivo. Con las mismas, me olvidé de él.

Hasta este verano. Era uno de esos periodos de ansia literaria, en el que necesitaba leer algo realmente bueno, que me llenara; algún libro que devorar, que llevar en mi mente a todas horas, que me hiciera llegar a casa y desear seguir descubriendo algo en sus páginas. Eso me pasó con Tokio ya no nos quiere. Fue un auténtico flechazo literario. Ray Loriga no me defraudó. Me gustó su mundo. Me sumergí en él. Recorrí con el protagonista desmemoriado del libro ese escenario futurista – pero, en el fondo, no muy alejado de la realidad – de hoteles de carretera, personajes extraños y soledades que desean encontrarse. Un mundo violento y al tiempo romántico, donde los deseos de olvidar son posibles y los aviones se estrellan en las cunetas. Para escribir algo así hay que tener un mundo propio muy particular. Y haber leído mucho. Y currárselo. Me gustó el estilo: sencillo y directo y a la vez tremendamente poético. Siempre lo digo: escribir sencillo – que no simple – es lo más complicado. Ray lo consigue. (Para mi ya es simplemente Ray, un amigo, y tomo la cita de mi adorado Holden Caulfield que sirve de prólogo a este blog. Pues eso, aunque Ray se llame Jorge). Aquí van unas cuantas de esas frases que me enamoraron:


La memoria es el perro más estúpido, le lanzas un palo y te trae cualquier otra cosa
***

No hay dos vidas iguales, ni dos dolores distintos

***

Y así será para siempre. Los nuevos sueños sobre las viejas pesadillas y sobre los nuevos sueños pesadillas aún más nuevas
***

Hay una mujer en la playa, sentada a mi lado, que quiere olvidar a un hombre, a un hombre que ya ha perdido, y no entiende qué puede haber de malo en olvidar lo que al fin y al cabo ya no se tiene. La mujer, al parecer, no había olvidado nunca antes y los que nunca han olvidado no pueden disimular el temor a que haya algo diabólico en nuestras erosiones químicas de memoria, por más que sea evidente, y así se lo digo, que es el recuerdo, no el olvido, el verdadero invento del demonio.

***

- ¿Sabes lo que más me asusta? .- No debe saberlo porque no dice nada.
- Tu miedo. Y el entusiasmo detrás de tu miedo.
- Es curioso porque a mí es tu falta de miedo lo que más me asusta.
- Tengo tanto miedo como el que más miedo tiene. Aunque supongo que es un miedo distinto. - No hay un miedo distinto. Siempre es el mismo miedo.
- No exactamente.
- ¿No exactamente?
- No exactamente. Tu miedo empieza cuando despegan los aviones y el mío cuando los aviones aterrizan
.



Entusiasmada con el autor, me lancé a leer otras obras suyas. No fue tarea fácil. Excepto los dos más recientes Días aún más extraños y El hombre que inventó Manhattan, el resto están prácticamente descatalogadas. He tenido que acudir a bibliotecas públicas y amigos que los tenían para dar con algunos de sus títulos. Por orden de lectura, este verano cayeron también: Trífero, El hombre que inventó Manhattan, Héroes, Caídos del cielo y Días aún más extraños.

De Trífero me gustó mucho la primera parte, luego desvaría un poco. Aun así hay fragmentos memorables, como este:

"Jamás diré su nombre. Insiste. Levantando entre su determinación y sus verdaderos impulsos un muro coronado con alambre de espino, como los que alzan entre sí países en guerra. Para luego, cubierto ya por la oscuridad de la noche, arrastrarse de un lado al otro como un desertor o un fugitivo. Cruzando desde este lado, la renuncia; hasta el otro, su nombre."


El hombre que inventó Manhattan lo leí con interés, curiosidad y extrañeza, pero no me contagió la emoción de Tokio ya no nos quiere. Héroes es una amalgama por momentos no demasiado unitaria; sus fragmentos no acaban de encajar del todo. Pero hay frases deslumbrantes. Ahí van algunas:


Cualquier imbécil puede herir a una mujer pero sólo un hombre grande puede llevársela para siempre

***

Puede que durante todo este tiempo hayas estado buscando en el lugar equivocado. Hay montones de tierra por todo el parque. Cada vez que creías haber encontrado un tesoro has terminado con otro montón de huesos de muerto entre las manos. Pero no te preocupes. No eres una mala buscadora de tesoros, simplemente estás buscando en el sitio equivocado.


***


Si pudiera vivir dentro de una canción para siempre todas mis desgracias serían hermosas. Y eso les daría a las desgracias otro sentido. Igual que las desgracias de Billie Holliday consiguen ahuyentar las mías, mis desgracias pasarían a ser el quitanieves en la puerta de otro.


Caídos del cielo es una road movie interesante. La escritura de Ray engancha, aunque, como Héroes, por momentos me pareció una serie de fragmentos independientes unidos para que parezcan una novela. Criterios editoriales (y tal vez un contrato) obligan, supongo. En cualquier caso son novelas muy dignas.

Días aún más extraños me encantó. Los artículos de El País son contundentes y certeros. Además durante su lectura se produjeron un par de casualidades significativas, diría que un punto austerianas, que hicieron de este libro algo casi mágico para mí. Leí el artículo “Bergman sigue allí” el día que murió Bergman. La cosa fue así: leí el artículo, salí a comprar el periódico y me enteré de que había muerto. Me quedé flipada por la coincidencia. También descubrí que uno de los artículos recopilados, “Una herida antigua”, publicado en 2003, lo recorté en su día del periódico por lo mucho que me había gustado la idea en general y una de sus frases en concreto: hasta que no lo releí no me acordé de que lo tenía guardado en mi carpeta de recortes y, aunque me he acordado de esa frase algunas veces, no la asociaba a Ray Loriga.

"A mi abuelo no le gustaba el cine (...) Pertenecía a esa generación que había asistido al nacimiento del cinematógrafo, y tal vez por eso, por haber visto las cosas antes que el cine, se sometía mal a la mera representación de las cosas. Los que crecimos con el cine, por la misma razón, soportamos mal la realidad."


Los cuentos del libro me gustan, aunque es una lástima el que está a medias y del último no acabo de pillar su sentido. Después de recrear de manera realista y nada ñoña el mundo adolescente – y en particular el mundo adolescente femenino – el final defrauda un poco. Supongo que uno siempre espera más de la gente a la que admira y la culpa es de uno mismo, no del otro, aunque a menudo pensemos lo contrario.

Y hoy, de nuevo, otra coincidencia que me lleva (o me trae, a fin de cuentas la literatura es bidireccional o no es) a Ray Loriga. Un nuevo artículo suyo en EL PAÍS MADRID. Precisamente hoy, el día en que tenía pensado publicar este post. ¿No es curioso?

El artículo es, como casi todos los suyos, magnífico. Poesía y evocación sobre Madrid, su ciudad y también la mía. Ahí dejo algunas de sus líneas:

“Se puede llorar y besar en cada rincón de Madrid sin que nadie se sonroje (...) Y al final, sobre este suelo que pisamos, no quedan más que los besos que dimos y las lágrimas que los cubrieron. Y tal vez la esperanza de besar, aquí mismo, de nuevo”.

Notas al pie

Lo peor de todo (Debate,1992)

Héroes (Plaza y Janés, 1993)

Días Extraños (El Europeo/El canto de la Tripulación 1994)

Caídos del cielo (Plaza y Janés, 1995)

Tokio ya no nos quiere (Plaza y Janés, 1999)

Trífero (Destino, 2000)

El hombre que inventó Manhattan (El Aleph, 2004)

Días aún más extraños (El Aleph, 2007)

A MODO DE PRÓLOGO

Dice Holden Caulfield sobre los libros:

“Los que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras”.

Esta página nace porque hay artistas (escritores y músicos, pero aquí caben miles de categorías) cuyos mundos cambian el tuyo. Porque una vez que los conoces ya no puedes prescindir de ellos. Porque los consideras amigos tuyos aunque jamás llegues a tratarlos en persona. Porque nunca hablarás con ellos pero ellos se comunican constantemente contigo. Porque ya forman parte de ti.

Este blog albergará las semblanzas de algunos de estos personajes cuyos Mundos Propios, bastante extraños, han transformado el mío, y cómo y por qué lo hicieron. Seguramente transformen también el vuestro, si es que muchos no lo han hecho ya.

Bienvenidos a tod@s los que llegáis a esta tierra de otros desde el Área de Descanso.

Y, por supuesto, a los que lo hacéis desde otros lugares o por simple casualidad.

Nos leemos en los blogs.

EN TIERRA DE NADIE

Nota al pie:
El guardián entre el centeno. J.D. Salinger. Alianza Editorial