Dice Holden Caulfield sobre los libros:

“Los que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras”.

Esta página nace porque hay artistas cuyos mundos cambian el tuyo. Porque una vez que los conoces ya no puedes prescindir de ellos. Porque los consideras amigos tuyos aunque jamás llegues a tratarlos en persona. Porque nunca hablarás con ellos pero ellos se comunican constantemente contigo. Porque ya forman parte de ti.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Para acabar 2011 con alegría y pasión

FELIZ 2012



 



Ánimas, que no amanezca 

que sea puro a media noche

 
que hasta donde el cuerpo aguante

 
hay que darle cuanto quieras 


sin dudas y sin reproches 


que al cabo mundo ahí te quedas

Ánimas que no amanezca


hoy que estoy como quería 

al fin yo estoy aquí de paso


y la aurora día con día


y quiero estar en los brazos 



del amor del alma mía

Ánimas que no amanezca


ni se haga de madrugada


pa que el amor crezca y crezca


como la hiedra en el agua

Ánimas que no amanezca 


para vivir a lo grande


esta pasión tan inmensa


que no me cabe en la sangre

viernes, 16 de diciembre de 2011

QUIÉREME



Porque todos queremos que nos quieran...







"Me dicen que me quieren y es todo lo que quiero oír"

- Ray Bradbury -


Quiéreme, aunque sea de verdad,
quiéreme, y permíteme el exceso,
quiéreme, si es posible, sin piedad,
quiéreme, antes del último beso.

Quiéreme, haz que se incinere el mar,
quiéreme, como el vendaval que pasa,
por el resto de una brasa
dentro de un glaciar.

Quiéreme, sin el mínimo pudor,
quiéreme, con la insidia de la fiera,
quiéreme, hasta el último temblor,
quiéreme, como quien ya nada espera.

Quiéreme, aunque no sepas fingir,
quiéreme, que de todas mis flaquezas
sacaré la fortaleza
para revivir.

Sabes bien
que jamás te lo he pedido
ni jamás te hice un reproche...
por lo que esta vez te pido,
ya que no es cosa de dos,
que tú seas quien me quiera
como nunca me has querido
esta noche del adiós...

Quiéreme, ahora que llegó el final,
quiéreme, sin más puntos suspensivos,
quiéreme, aunque venga el bien del mal,
quiéreme, como si estuviera vivo.

Quiéreme, que no entiendo qué hago aquí,
quiéreme, si no quieres que esté muerto,
porque todo es un desierto
fuera de ti.

Quiéreme, que ya empieza a anochecer,
quiéreme, aunque sólo sea un instante,
quiéreme, y hazlo como otra mujer,
quiéreme, como si fuera otro amante.

Quiéreme, que mañana ya murió,
quiéreme, como si el mundo acabara,
como si nadie te amara
tanto como yo...

Sabes bien...

jueves, 17 de noviembre de 2011

Adiós tristeza






Como cada 17 de noviembre vuelve el recuerdo de Enrique Urquijo, si es que alguna vez se ha ido. El chico triste de las canciones tristes. En Enrique la derrota es tristeza, sin la chulería orgullosa de Quique González, sin el toque autoparódico de Nacho Vegas, sin la melancolía poética de Antonio Vega. Es tristeza, sin más. Hasta su canción más alegre habla de la tristeza. Y es una despedida.

Doce noviembres después, no hay motivos para la tristeza, pero sí para el homenaje. Y para sus canciones.



jueves, 27 de enero de 2011

EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO



-Deja de jurar y dime otra cosa. Dime por ejemplo qué te gustaría ser. Científico o abogado o qué.

- Científico no. Para las ciencias soy un desastre.

- Entonces abogado como papá.

- Supongo que eso no estaría mal, pero no me gusta. Me gustaría si los abogados fueran por ahí salvando de verdad vidas de tipos inocentes, pero eso nunca lo hacen. Lo que hacen es ganar un montón de pasta, jugar al golf y al bridge, comprarse coches, beber martinis secos y darse mucha importancia. Además si de verdad te pones a defender a tíos inocentes, ¿cómo sabes que lo haces porque quieres salvarles la vida o porque quieres que todos te consideren un abogado estupendo y te den palmaditas en la espalda y te feliciten los periodistas cuando acaba el juicio como pasa en toda esa imbecilidad de películas? ¿Cómo sabes tú mismo que no te estás mintiendo? Eso es lo malo, que nunca llegas a saberlo.

(…)

¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir?

(…)

Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Solo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde estén y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.


J.D. Salinger (Nueva York, 1 de enero de 1919 – Cornish, Nuevo Hampshire, 27 de enero de 2010)