Dice Holden Caulfield sobre los libros:

“Los que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras”.

Esta página nace porque hay artistas cuyos mundos cambian el tuyo. Porque una vez que los conoces ya no puedes prescindir de ellos. Porque los consideras amigos tuyos aunque jamás llegues a tratarlos en persona. Porque nunca hablarás con ellos pero ellos se comunican constantemente contigo. Porque ya forman parte de ti.

viernes, 17 de noviembre de 2017

DIECIOCHO

Y si quieren saber de mi pasado
es preciso decir otra mentira:
les diré que llegué de un mundo raro,
que no sé del dolor,
que triunfé en el amor
y que nunca he llorado.



Y van dieciocho, y yo sigo sintiéndome tan pequeña como entonces, igual de perdida, sin alcanzar la mayoría de edad en tantas cosas, por más años que pasen desde aquel último noviembre de los años 90. Creemos que sabemos, que aprendemos, que maduramos, pero todo es mentira. Sólo sobrevivimos, mentimos, nos engañamos. Y seguimos fracasando, llorando, sufriendo. Volviendo a las canciones tristes que nunca pasan de moda, que ahora como entonces siguen siendo espejo, desahogo, consuelo, placer culpable (como si hubiese alguno que, en el fondo, no lo sea).

Dieciocho años después vuelve a ser tiempo de adioses, de cambios de planes, de no conseguir zafarse de esa amiga mala suerte que se empeña en perseguirnos mientras la buena fortuna nos es esquiva, de vagar por la acera equivocada porque ninguna es buena en la calle del olvido.

Once meses de despedidas sucesivas. Algunas aún no puedo nombrarlas. De otras a mi pesar supe, y no sé si esas verdades fueron carga o liberación: no era mi nombre el que inventaban los hombres con quienes yo soñaba o a quienes deseaba tener a mi lado.

Volví a ver a A., la nostalgia y la tristeza volvieron a coincidir y después vino la nada. Sus recuerdos eran muy distintos de los míos, y es el presente con su dosis de realidad el que al final se impone. Su sombra y la mía cada una en una acera. Las cosas de la vida.

Ya no creo en películas rosadas, pero hasta esa clase de no amor me ha fallado. Los que quiero querer acaban eligiendo a otra que no soy yo. Se me olvida una y otra vez que nunca me elegirán, que quizá nunca me quisieron. Que mientras yo escribo sobre ellos probablemente ya me hayan olvidado. Que no habrá ocasión de gritarles un "déjame" porque no tienen ningún interés en volver. No, decididamente la vida no es como en las canciones. Y, en ocasiones, resulta aún más triste que las canciones tristes.

Sé que ir de loser no es sexy, muchos amigos me abroncan por ello, pero me da igual. Una tiene que asumir lo que es. Encajar los golpes de la vida. Cada uno lo hace a su manera, como sabe o puede. Esta es la mía: la literatura, las canciones, los amigos, sin distinguir si son reales o imaginarios. Para confortarnos cuentan tanto las personas que tenemos a nuestro lado todos los días como los personajes de ficción o aquellos a quienes no llegamos a conocer en persona pero cuyo arte nos salva, nos describe, nos emociona y nos hace sentir vivos.

Gracias, Enrique, por tus canciones. Que me siguen acompañando. Que nunca fallan. Que son mi vida.





Pd.- Esta canción la escuché por primera vez en la voz de Enrique Urquijo, en la versión de su disco con Los Problemas. Después he escuchado muchas otras, incluida la de Chavela Vargas. Pero esta sigue siendo mi favorita. Esa emoción del descubrimiento, en la voz de Enrique, permanece. 



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El resto de mis homenajes a Enrique Urquijo cada 17 de noviembre : 

DIECISIETE 


CATORCE

jueves, 17 de noviembre de 2016

DIECISIETE

17 años ya de aquel 17, de aquel noviembre, ese mes maldito que mata todo lo que toca, que se lleva lo más querido, que trae todo el frío del invierno entre sus días. 

17 años más la mitad desde mis 17. 

17 años sin ti y tan contigo.

17 años en los que te quise, te huí, te ignoré, te traicioné y volví, aunque en realidad nunca me fui del todo.

Y volví con recuerdos nuevos, con otros rostros y otros nombres en las canciones de siempre.

Porque cuando me alejo vuelve alguien que me regresa a ti y vuelvo a escribir mi historia en tus canciones. O en esas canciones de otros que hiciste tuyas y yo hice mías a través de tu voz. 

Ese CD de grabaciones inéditas de cuando entonces. The river. Hickory wind. Esas versiones con Los Problemas. María la Portuguesa. Desordenada habitación.Las rancheras. Se me olvidó otra vez,  Ojalá que te vaya bonito, Amanecí otra vez, Mundo raro, Amor se escribe con llanto, Se me hizo fácilEse desgarrado Para vivir.
 
Y esta, tan tuya, más reconocible en tu voz que en la de Quique. 

Porque a veces necesitamos las voces de otros, las palabras de otros, para decir lo que no nos atrevemos a decir. Porque dejar huellas nos expone y escribimos cartas sin remite ante tantas preguntas sin respuestas. Porque somos cobardes y en vez de hablar callamos. Porque componemos poemas que nunca enviamos. Porque los silencios no nos comprometen. Porque vivir en las canciones es más fácil que encarar la vida y volver a ellas es el único refugio posible cuando la realidad nos supera o contradice nuestros deseos. Porque a veces hacer saber exige un precio que no estamos dispuestos a pagar. Porque hay labios ante los que no sabemos qué decir y que no nos atrevemos a besar. Porque hay incendios que no acaban nunca de apagarse. Porque es más fácil creer que lo que no se confiesa nunca ha existido. 

Gracias, Enrique, por tu voz. 





lunes, 1 de diciembre de 2014

ESPECIAL ENRIQUE URQUIJO EN CIRCO AMBULANTE MUSICAL



Circo Ambulante Musical es un programa de Radio Enlace , una emisora local de Madrid, del barrio de Hortaleza, que después de 25 años sigue al pie del cañón, con programas para todos los gustos, hechos por gente que ama lo que hace y que cuida a sus oyentes.

Circo Ambulante Musical es un programa dedicado a los cantautores, bajo la batuta de Kika y Kelly, dos mujeres estupendas con voces maravillosas, que  la tarde de los miércoles nos deleitan con su conversación, su sentido del humor y su buen hacer en este espacio en el que cabe casi de todo, en el que no todo sale siempre como se espera y que por ello resulta encantador.

Después de más de 90 programas se han profesionalizado - hasta tienen un estudiante en prácticas que se encarga del sonido y esas cosillas técnicas y que les da no poco juego en sus conversaciones ante el micrófono - y la semana pasada tuvieron el detalle de invitarme a hablar sobre Enrique Urquijo.

Aquí está el resultado de la charla en la que, junto a los temas clásicos de Los Secretos hay también algunas versiones raras, directos no editados en ningún album ni CD, de temas de Enrique Urquijo. Una versión de "Se me olvidó otra vez", interpretada de esa manera en que Enrique hacía suyas las rancheras. Y una versión del "Aunque tú no lo sepas" mano a mano con Quique González que pone los pelos de punta.



http://m.ivoox.com/circo-ambulante-musical-20141126-enrique-urquijo-audios-mp3_rf_3786870_1.html



lunes, 17 de noviembre de 2014

HAN LLOVIDO 15 AÑOS SIN ENRIQUE URQUIJO








Han llovido quince años y queda lejos ese 17 de noviembre del 99, ese invierno fatal aunque el calendario mintiera diciendo que era otoño. Oír una canción de Los Secretos en la tele y correr al salón, y no dar crédito a la noticia, añadir tristeza a la tristeza, pérdida al desamor, la mala suerte como la peor de las amistades. El más terrible de los destinos convocado antes de tiempo, la autoprofecía cumplida, pero cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario.

 Han llovido quince años y hemos sobrevivido a los que quisimos querer y no nos quisieron, a los que nos dijeron que no, a los que nos rompieron el corazón y las certezas, a los que emborronaron para siempre un presente condenado a ser pasado, a los cambios de planes, a los adioses inexplicables, a los portazos y a los gritos, a los muros y a los silencios. 

Han llovido quince años y han cambiado las dudas y las (in)seguridades, los miedos y los errores, que siguen siendo los mismos pero diferentes, a ratos queremos volver a ser niños y al minuto siguiente comernos el futuro, las distancias y lo que haga falta, porque hay trenes que no vuelven a pasar y mejor no perder(se) ninguno. 

Hemos crecido, nos hemos hecho viejos de repente y a veces, en las tardes grises, cuando pasamos por la puerta de un colegio nos ponemos a recordar y aparecen sombras en ciertas calles, cuyo nombre pertenece a un alguien que fue, que nunca podrá dejar de ser, las cosas de la vida son así, la nostalgia y la tristeza suelen coincidir

Han llovido quince años y lamentamos todo aquello que se nos escapó, los conciertos a los que no fuimos, los encuentros a destiempo y los desencuentros a tiempo, los déjame, las oportunidades perdidas, los ya nunca, los no volverán, lo que dejamos de decir y lo que dijimos de más, lo que fue y lo que pudo haber sido. 

Han llovido quince años y seguimos abrazando ilusiones como si fuera la primera vez, seguimos escribiendo sobre vidrios mojados, apostando la vida a un solo as o a la reina de corazones, agárrate fuerte a mí, ojalá siempre a tu lado, adiós tristeza, adiós soledad, esta historia continuará, no más corazones de cartón, no es amor pero está bien

Han llovido quince años y volvemos a las viejas canciones cuando faltan los viejos amigos, cuando nos abofetean los recuerdos o para invocar memorias nuevas, cuando no podemos esquivar el destino o ignorar el azar, cuando la liebre se remueve en el erial y alguien en facebook comparte un vídeo o una canción aparece de fondo en la escena de una novela. 

Han llovido quince años y cada 17 de noviembre vuelve el recuerdo de Enrique Urquijo, que nunca se fue del todo, en contra de su voluntad, no quiero si desaparezco que nadie recuerde quién fui, lazo de tantos encuentros, enredador de casualidades, mecha de amores al hilo de sus canciones, de su voz para siempre triste, de su triste figura. 

Han llovido quince años y nos sigue faltando Enrique Urquijo, al que lloramos como se llora a los fantasmas del pasado, con incredulidad y rabia, porque nos dejaron a medias, porque se llevaron parte de nosotros, porque nos legaron piezas sueltas que no encajan en ningún puzzle, salvo en el que nos arrancaron aún incompleto. 

Han llovido quince años y ojalá que dentro de otros quince conservemos la suficiente memoria para que al escuchar a Enrique Urquijo se nos siga poniendo de punta el sentimiento, de gallina la piel, permeable aún a la más desolada de las sensibilidades, a la más abatida de las gargantas, capaz de hacer de la derrota una obra maestra, del fracaso la más perfecta de las victorias. 

 Gracias, maestro. Sigues formando parte de nuestras vidas.

***


Mis homenajes de cada 17 de noviembre:


domingo, 24 de noviembre de 2013

MAGIA Y PÉRDIDA, por Ray Loriga


(Este es el artículo que escribió Ray Loriga en la muerte de Lou Reed):


MAGIA Y PÉRDIDA


Adiós. ¿Qué otra cosa esperabas? Si no te hubiese visto pensaría que solo te había imaginado. En mis sueños hablaba contigo en la Plaza Roja de Moscú y ahora de pronto ya no estás.
Tenía que ser precisamente en Halloween.
Nunca supe si tocabas una guitarra muy rara que sonaba muy bien, o si tocabas una guitarra muy buena que sonaba muy rara, el caso es que sonaba, y mientras sonaba esa dichosa guitarra de hierro tu voz decía muchas cosas puntiagudas. Cosas como que hace falta muchísima fe para seguir adelante, o clávales un tenedor en el culo y dales la vuelta, que ya están hechos. Son tus palabras, no las mías.
Rotten Rita se fue antes y no mucho después nos iremos todos, pero Ramiro Penas guarda el bombo de tu batería desde el día que diste la estampada en Madrid, y Jaime Asúa recuerda todas tus canciones, así que no todo se ha perdido. De tus bandas se hicieron muchas bandas, con tus ideas buenas soportamos muchos otras muy malas ideas. Con mucha fe, eso sí, crecimos en público y a tu lado, con chaquetas negras parecidas y personalidades muy distintas. Algo de lo tuyo nos tocaba, como los ángeles de las esquinas de la cama guardan el sueño de los niños.
Pero Drella ya no estaba.
Cuando creces en un pueblo pequeño, te pones muy nervioso, y piensas: aquí nunca ha nacido nadie famoso.
Eso lo dijiste tú, no yo. Ojalá hubiese sido al contrario.
Muchas veces pienso en ti, o en lo que tú pensaste.
Todo el mundo sabe que la Velvet es el mejor grupo del mundo, John Cale está también de acuerdo.
Hoy, sin ir más lejos, pensé que un precioso domingo extrañamente primaveral para el otoño que nos toca era un día perfecto, pero luego vas y te mueres. Si dios tuviese sentido del humor haría cosas así. No hay miguel ángeles en Pittsburgh. Eso lo escribiste tú, no yo. Ojalá, otra vez, fuese al contrario. Cuando has nacido en un pueblo pequeño, sabes que hay que salir de un pueblo pequeño, y eso (tú lo dijiste) es lo único bueno de nacer en un pueblo pequeño.
Drella ya no está y tú tampoco, este pueblo es muy pequeño, pero seguimos llenos de ideas hermosamente malvadas.
Perdimos a Jean Genet y a Georges Bataille, y ahora encima a Lou Reed. Si dios se acuerda de reírse de nosotros seguro que ríe.
Y tenía que ser precisamente en Halloween.
La magia y la pérdida me la enseñaste tú, mientras la gente indocumentada te pedía más Sweet Jane.
Así son las cosas.
Adiós Lou. ¿ Qué esperabas?
Empiezo a echarte de menos.




domingo, 17 de noviembre de 2013

CATORCE



Y van catorce años sin Enrique Urquijo. 

Y casi se me olvida, pero no. 

Mi recuerdo de este año, pinchando aquí



domingo, 5 de mayo de 2013

RODRÍGUEZ



Fascinada por la historia de Searching for Sugar Man. Lo cuento en el Área de Descanso


 

 Was it a huntsman or a player
That made you pay the cost
That now assumes relaxed positions
And prostitutes your loss?
Were you tortured by your own thirst
 In those pleasures that you seek
That made you Tom the curious
That makes you James the weak?
 And you claim you got something going
Something you call unique
But I've seen your self-pity showing
 As the tears rolled down your cheeks
 Soon you know I'll leave you And I'll never look behind
'Cos I was born for the purpose That crucifies your mind
So con, convince your mirror
As you've always done before
 Giving substance to shadows
Giving substance ever more
 And you assume you got something to offer
Secrets shiny and new
But how much of you is repetition
That you didn't whisper to him too